Institucional

4 de Julio: Día del Médico Rural

04/07 | Santo Tomé (Corrientes)

Los médicos rurales son personas que reflejan en la acción una intachable vocación por la profesión que desempeñan.
Las doctoras Carolina Galarza, Azucena Ríos y Silvia Caballero son médicas generalistas docentes de la Fundación Barceló, que recorren año a año las Salas de Atención Primaria de la Salud (SAPS) del noreste de la provincia de Corrientes.
Una de las principales condiciones para ser médico rural es contar con conocimientos médicos sólidos y actualizados en diversas áreas de la medicina. “Para mí es siempre un desafío personal porque requiere de mí el máximo de exigencia, me obliga a rescatar todos los conocimientos de mi formación porque con cada paciente debo hacer un diagnóstico certero sin ningún tipo de exámenes complementarios, sin tecnologías, ni otros recursos más que un estetoscopio, un tensiómetro, una balanza y un bajalenguas”, detalló la Dra. Galarza. “Esos pacientes son el motor que me lleva a capacitarme y mantenerme actualizada para poder brindar lo mejor de mí”, expresó.
Por la zona geográfica donde viven, lejos de las ciudades, las personas que habitan en parajes tienen un escaso acceso a la atención médica. Cada visita del médico es una oportunidad importante para hacerse chequeos generales y controles clínicos que les permita saber que se encuentran saludables, pero, además, es un momento especial para compartir con esas personas que van hasta allí para saber que se encuentran bien, más allá de la salud: “Para las personas de esos lugares cuando vamos médicos y enfermeros es todo un evento, un motivo de alegría”, remarcó la Dra. Caballero. Y agregó que “saben que de alguna manera van a encontrar respuestas a sus dolencias y, también, personas donde depositar su confianza; porque no solamente obramos como médicos sino también como psicólogos y un sostén donde ellos sienten que se pueden apoyar, incluso en lo emocional”.
Tanto Galarza como Caballero y Ríos agradecen las valiosas satisfacciones que les brinda la medicina. “Genera mucha alegría saber que podemos generar ese tipo de sentimientos en los pacientes. Cuando creas un vínculo tan cercano, ellos se aferran y confían mucho en nosotras”, coinciden las doctoras.
La Fundación Barceló lleva adelante el Programa de las Jornadas Rurales de Asistencia en Salud para asistir a los habitantes de las zonas rurales de Desiderio Sosa, Caabi Poi, Garruchos, Garabí, Paraje Galarza, Colonia Liebig, Isla Apipé, Colonia Carlos Pellegrini y Gómez Cué.
Se sabe que en lugares tan alejados de las urbes la escasez es la norma. Se viaja pocas veces al mes al pueblo más cercano para completar la alacena con lo que la naturaleza no puede regalar. Y cuando se trata de servicios de salud la lógica no es muy diferente.
Por eso, los médicos rurales han desempeñado sus funciones con los insumos que había en el lugar. “Recuerdo que una vez en un paraje cercano, con un pediatra no teníamos balanzas para pesar a los chicos y para medicarlo necesitábamos saber el peso. No nos quedó más remedio que recurrir a una balanza de carnicería, que algún viejo carnicero de la zona nos prestó para que podamos continuar atendiendo a los niños”, recordó Galarza.
En las zonas rurales las familias cuentan con productos y servicios básicos. La producción de alimentos para el autoconsumo es costumbre, por lo que los vecinos de los parajes encuentran ahí una carta de agradecimiento para los médicos que los visitan.
“Habitualmente nos brindan todo lo que tienen. Nos comparten sus últimas producciones: huevos, hierbas aromáticas, miel, comidas caseras. No pueden faltar las tortas fritas una mañana de lluvia”, contó Caballero.
Galarza también subrayó el obsequio de alimentos como muestra de gratitud: “muchas veces te regalan sus propios productos de huertas o corrales que tiene un sabor especial, sabor a cariño y agradecimiento, eso no tiene precio y llena el corazón”.
Ser médico rural implica mucho más que ser médico. Porque exige atender consultas que exceden las de la propia salud. Es esencial mostrar empatía y ser capaz de comprender las experiencias y la cultura de la comunidad a la que sirve.
Trámites legales y de seguridad social también son temas de consulta una vez consolidada la confianza. “Si bien no es la especialidad de uno, sabemos que esperan una respuesta genuina, un consejo por parte del médico”, reconoció Caballero. “Por una cuestión cultural ellos prefieren resolver sus dolencias siempre desde su lugar, sin tener que sentirse obligados a movilizarse a la ciudad más cercana”, agregó.
Más de 3500 personas en total, si se suman los habitantes de estos lugares, podrían llegar a requerir ser atendidas por las doctoras, quienes reciben consultas y siguen de cerca diferentes tratamientos, como es normal cuando se acercan a las SAPS.
Tanto Galarza como Caballero y Ríos coinciden en que ser médico rural es una experiencia única y que permite vivir la profesión de manera distinta. “Un día de médico rural es un día de convivencia y repleto de experiencias que en nada se asemeja a lo que se vive en el consultorio”, cerró Caballero.


La Dra. Carolina Galarza es Secretaría Académica de la Fundación Barceló sede Santo Tomé. Especialista en Medicina General y Familiar.
 
La Dra. Silvia Caballero es docente y graduada de la Fundación Barceló sede Santo Tomé. Especialista en Medicina General y Familiar.

 
La Dra. Azucena Ríos es Directora de Atención Primaria de la Salud (APS) y graduada de la Fundación Barceló sede Santo Tomé.